lunes, 30 de diciembre de 2013

NO SE DAÑA A QUIEN SE QUIERE.

Cómo decir que me partes en mil las esquinitas de mis huesos, que has cambiado los esquemas de mi vida ahora que todo era perfecto. Y algo más que eso, me sorbiste el seso.

Una vida resumida en seis meses si la regimos bajo la siguiente norma:
"sin parecer una loca."
Imposible, literalmente,
porque lo único que es de loca es quererte a vos después de tanto.
Tengo que asumir de una vez que es más fácil enamorarse de quien no se puede tener
que de quien no se puede escapar,
y aunque vos me des un lugar en tu vida,
yo no te puedo tener y vos no podés escapar de mí.
Al tiempo que yo tampoco puedo escapar de quererte tanto.
Nada parece calmar la sensación constante de que te pierdo,
y las noches de sueños terribles no ayudan.
No soy yo.
Dejé de ser la mañana que me desperté pensando en vos
y ya no hubo una en la que dejara de hacerlo.
Dejé de ser yo desde el instante mismo que mi alma abandonó mi cuerpo para perseguirte a vos e intentar adherirse a la tuya.
Y esa coraza que tenés tan fuerte, a la que subestimé un día,
es la que ha creado esa frontera de palabras no dichas.
Nutriéndome de consejos de personas que también tienen su ser único en el universo te puedo decir eso de que
hay tanta química entre nosotros que la probeta explota.
O que no somos iguales pero que sentimos lo mismo
y eso va a llevarnos siempre a enfadarnos el uno con el otro
sin que el otro llegue a entender nunca qué hizo esta vez.
Y es algo tan grande que es imposible de llevar.
Lo que tengo con vos es algo tan único y tan especial...
Jamás había tenido una sensación similar, de impotencia,
de amor, de odio,
de ganas.
Sé que no va a haber nadie más en el mundo con quien vuelva a tener algo así.
La explosión enloquecida de mi amor por ti.
Es como si fuéramos demasiado
"el uno para el otro"
y esto no funciona,
porque sabés que es esa persona con la que podrías tener el amor de película que todos buscan,
pero es que precisamente por eso es de película,
porque nadie que tenga una cosa semejante es capaz de sobrellevarlo.
Es demasiado para un solo cuerpo.
Tan distintos en forma de ser
pero tan iguales en lo que sienten el uno por el otro,
que lo único que pueden hacer es odiarse.

"Lo quiero a morir, podéis destrozar todo aquello que veis porque él de un soplo lo vuelve a crear como si nada, lo quiero a morir. Él borra las horas de cada reloj y me enseña a pintar transparente el dolor con su sonrisa, levanta una torre desde el cielo hasta aquí y me cose unas alas y me ayuda a subir a toda prisa, lo quiero a morir. Conoce bien cada guerra, cada herida cada ser, conoce bien cada guerra de la vida y del amor también. Me dibuja un paisaje y me lo hace vivir, en un busque de lápiz se apodera de mí, lo quiero a morir. Me atrapa en un lazo que no aprieta jamás, como un hilo se seda que no puedo soltar, no quiero soltar, lo quiero a morir. Cuando trepo a sus ojos me enfrento al mar, los espejos de agua encerrada en cristal, lo quiero a morir. Sólo puedo sentarme, solo puedo charlar, solo puedo enredarme solo puedo aceptar ser solo suya, tan solo suya, lo quiero a morir."

martes, 24 de diciembre de 2013

-Y menuda palabra más estúpida es "beso". Suena terriblemente mal en los labios de cualquiera que se disponga a besar, o de la tonta que se dispone a soñar con que la besas.

Esta noche no quiero escribirte ni un solo poema.

En algún momento llegué a pensar que podría encontrarme un día en el que convertirte en verso sería aburrido.
Pero no llega, incluso parece más lejano cada vez.
Como si eso fuera posible, quiero decir,
que al paso de los días haya uno que se vaya alejando.
Pero con vos todo es posible en esta crisis de incertidumbre.
Quererte siendo débil fue, finalmente, mi elección.
Y eso implica que elijo que me duelas a que no me hables,
que me conformo con las sobras de un amor resquebrajado
y martillado a esquinas lúgubres de bares de paso
en las que se conoce de todo,
menos el amor,
antes que saber que mañana es Navidad y tal vez no puedas llamarme.
Implica que elijo las cuatro de la madrugada de cualquier noche del año haciéndote poesía,
que las cinco de la tarde en brazos de cualquier otro que no use tu perfume ni tenga tu sonrisa
"-o el precipicio de tu clavícula-".
Significa que te quiero a vos por encima de mí,
por encima de lo que significa querer verdaderamente a alguien,
que prefiero la soledad fría que me recuerda lo cerca que estuve de ganar esta batalla,
que la soledad a secas,
la que lo único que me recuerda es que un día decidí que tal vez me convenía intentar olvidarte.

Sandeces.
¿Cómo iba a convenirme apagar el interruptor que generaba energía, luz y calor en mi vida?
Pero te juro,

        amor,

que esta noche no tenía intención de escribirte ninguna tontería más,
que ya me parecían suficientes
las trescientas cuarenta páginas de mi diario que un día estuvieron en blanco
y hoy más bien parecen estar pálidas y enfermizas,
y, por supuesto me parecían demasiadas
las ciento setenta noches que dediqué a soñarte.
Sin embargo, está claro que nunca tengo suficiente de vos.
Esto es, que nunca me parecen suficientes los enfados ni las reconciliaciones,
ni las peleas fuertes o las tontas,
las sonrisas, las risas, los celos, los abrazos,
las ganas de verte, de vernos, de tu mirada, tus abrazos.
Y, sin dejar ni el más mínimo lugar a dudas,
jamás me va a parecer suficiente ese beso.


-Y menuda palabra más estúpida es "beso". Suena terriblemente mal en los labios de cualquiera que se disponga a besar, o de la tonta que se dispone a soñar con que la besas, pero es que ayer empezó otro invierno y ya me aseguraste tristemente que no lo vamos a compartir y que el "por un 2014 a tu lado" no va a salir de tu boca. Al menos no para posarse en la mía.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Quiero regresar a mi después de haber muerto de vos.

Te juro que esto empezó queriendo ser poesía.

Quererte siendo débil, siendo fuerte o siendo yo está acabando con cada una de mis células.
Mi sangre, eso sos. La sangre que corre por mis venas,
o que se corre por ellas. Por las tuyas.
Leí que lo esencial era invisible a los ojos y tal vez por eso no podés verme.
Y yo tampoco soy capaz de verme sin vos, es esencial tenerte cerca.
Por mucho que lo intenté no pude irme tan lejos de vos como yo quería. 
Dejemos de hablar de lunares,
de dibujar constelaciones en tu espalda.
Dejemos de hablarnos con mentiras, dejemos de engañarnos.
Yo no quiero que las cosas sean como son ahora
y vos no querés que sean como un día fueron así que,
¿por qué mejor no hacer que dejen de ser, de cualquiera de las maneras?
Que dejemos de ser vos y yo como éramos antes,
que ahora somos una ilusión porque ambos sabemos que es imposible volver,
no olvidemos que seguimos en el punto de no retorno.
Puede que un poco de rencor y resentimiento se haya apoderado de nosotros.
Es posible que el cariño haya dejado lugar al resquemor y a las dudas que nos van persiguiendo.
La desconfianza.
Y aunque no te deje de querer ni un segundo del día,
sé que es necesario que nos sentemos frente a frente y poder decírtelo mirando a tus ojos,
los que ya no me guían.
Decirte que, aunque queme, tengo que irme de vos para siempre.
Que quiero una distancia tan grande que me haga olvidar hasta el mejor de los momentos,
que quiero una terapia,
una rehabilitación que haga que regrese a mí después de haber muerto de vos. 
Quiero un tiempo como el que necesitó Gustavo de su caramelo,
unos setenta años.
Y tal vez así llegue el día en el que no te necesite más,
el día en el que despertar no sea una tortura que me recuerde que ya no existen tus manos escribiendo esas tres palabras que me daban vida,
en el que todos tus gestos no me suenen de nada 
y tu nombre no me conduzca hacia ningún lugar. 
Tal vez exista ese día y esté marcado en el calendario, al igual que el día del juicio final.
Esa noche hablaremos y las ganas que tengas de ser amable o ser perverso no me harán ser feliz o querer matarte.
Existe, como un día los dos existimos juntos, sonrientes y amigos,
tal vez el día antes a la noche funesta.
O como aquellos meses en los que nos desconocíamos.
Juro que daría todo por volver a desconocerte, 
por no tener tu número en mi agenda ni tu voz en mi vida, 
borraría las tres de la madrugada de esa noche que decidí hablarte y borraría tus palabras,
tus recuerdos y tus fotos.
Y empezaría de nuevo, de otra manera. 
Cambiaría radicalmente la estrategia
y me limitaría a quererte como me va naciendo
y no anclaría el amor por miedo a perder tu amistad,
no lo frenaría y lo dejaría ser y te lo diría, te lo gritaría.
Y no escucharía nada que tuviera que ver con otras personas,
no te aconsejaría, no me involucraría, sería tu mayor desconocida.
Demasiados condicionales hay en estos versos.
Si en el fondo todavía hay algo,
si en algún momento te importé o me quisiste
te aseguro que yo no pongo ningún problema en empezar de cero.
Si es así, por favor, volvé a quererme como antes por Navidad.

http://m.youtube.com/watch?v=8oh_g5mO08M
"Tus amigos me han dicho que estás durmiendo con mi suéter y que no puedes dejar de extrañarme, pero mis amigos han estado diciéndote que yo no estoy llevándolo mucho mejor porque me falta la mitad de mí y estar aquí sin ti es como si estuviera despertando con sólo la mitad de un cielo azul, un poco allí, pero no del todo. Estoy caminando con un solo zapato. Soy la mitad de un corazón sin ti. Soy un hombre a medias, a lo mejor, con la mitad de una flecha en el pecho. Echo de menos todo lo que hacíamos. Soy la mitad de un corazón sin ti. Olvídate de todo lo que dijimos aquella noche. No, ni siquiera importa porque ambos nos dividimos en dos. Si pudiera tener una hora iríamos a almorzar junto al río. Realmente podemos hablar de ello.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Si en algún momento llegás a quererme, va a ser así, débil. Pero no me preocupa vulnerabilizarme por vos.

Te quiero más que a mi vida y por eso me voy.
No merezco seguir necesitándote de esta manera.
Que extrañarte se ha convertido en rutina es una verdad de la que ya no intento escapar,
pero sí intento escapar de vos y me encuentro en la huída,
pero desfalleciendo.
La distancia no me está sentando bien
ni está dando en mí los resultados que esperaba,
aunque también es una realidad que no quería hablar más de lejanías
y así me encuentro.
Es que estar lejos de vos es algo que me va debilitando
y esta situación ya no se sostiene por sí misma,
la sostiene lo poco que queda de mí y me va consumiendo.
De la misma manera que te quiero.
Nada ayuda.
No encuentro un instante en el que me permita salir a la superficie a tomar aire.
Realmente me está costando horrores esta distancia y cada vez veo más lejano el "es por tu propio bien".
No hay bien si no te veo.
¿A qué destino va a llevarnos tanta estrategia?
No quiero seguir siendo fuerte,
no quiero mantener la compostura y pretender que puedo estar así,
sin saber nada de vos.
No quiero seguir con el plan estipulado,
con las reglas y normas marcadas para sobrevivir a esto.
Ni quiero ni puedo.
Si el riesgo de volver a ser frágil y vulnerable es que al final nunca te voy a tener
y que jamás vas a dejar de verme como me ves
aunque yo te vea como el más azul de todos los príncipes, lo asumo.
Asumo cualquier riesgo que venga de la mano de no seguir un camino marcado,
un programa preparado,
lo que venga lo voy a aceptar de frente,
                 pero ni un día más sin tu sonrisa, 
                         por favor, 
                                 ni un día más sin que me abraces.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Al verso perfecto lo componen tres palabras: "buenos días, pequeña". Buenos días, mi amor.

"He visto a una estrella nacer de tu ombligo
para luego convertirse en el centro de mi universo.
He visto gigantes hacerse diminutos 
para poder besar tus pies y no la luna.
He creído en sueños imposibles,
en cuentos de hadas y en el amor
-esto último, además, lo convertí en mi religión.-
 He mirado el cielo contigo
 y después al cielo sin ti,
 sólo para ver cómo sería tener tus ojos. 
He imaginado en segundos una vida entera a tu lado,
para luego darme cuenta de que no existe mejor futuro 
que conjugarte en mi presente 
y no hay mejor manera de vivirte 
que la de temblar cada día por saber que puedo perder 
pero también tenerte. 
He tenido miedo contigo y miedo de ti.
He leído cientos de poesías observándote dormir 
y hoy puedo decir que no existe mejor antología 
que la de ser tu amiga 
además de tu chica.
Y es que llevo dieciocho años buscando el verso perfecto 
y por fin lo he encontrado. 
Sólo lo componen tres palabras y me lo escriben tus manos cada mañana:
"buenos días, pequeña".
 Buenos días, mi amor."






-(moni)

lunes, 9 de diciembre de 2013

"El problema no es quererte, es que tú no sientas lo mismo. El problema no es que juegues, el problema es que es conmigo."

-La decisión está tomada.- Afirmó sin que le temblara el pulso. Aparentemente. Pero la verdad era que nada le daba más miedo que esa responsabilidad recién adquirida. Miedo a no poder llevarla a cabo. Sabía, de una manera u otra, que en algún momento de la guerra flaquearía y caería ante él. Pero en ese instante parecía fuerte y sin titubeos. 

-La economía ya no da para más- y agregó,- no hay más dinero para otro plato de comida, lo siento pero no lo siento, no puedo continuar alimentando tu ego.
Era cierto y él también lo sabía. La decisión estaba tomada. No podía seguir queriendo así, a medias, y apartando de un portazo cualquier posibilidad de escape, porque no quería escapar de él, quería que le siguiera doliendo para no dejar lugar a dudas de que estaba viva, e incluso muerta hubiera preferido que así fuera si sabía que en algún punto iba a encontrarlo a él. En un punto más bien llamado eternidad o, en caso de que las cosas salieran mal, fuego eterno. Pero fuego. Pero pasión. Pero siempre. Pero juntos.
Sabía que las cosas no podían salir bien de cualquier forma que lo intentara, ni pensando en el futuro ni yendo hacia atrás a encontrar el error. Estaba en un punto de no retorno, en el que las cosas jamás iban a cambiar por sí solas. Había que actuar y uno de los dos debía encontrar el valor para hacerlo. Y fue ella, como siempre, fue ella. No dudaba de que la mejor y tal vez única respuesta a tantas dudas era la distancia, pero todo el tiempo anterior a la decisión funesta había estado convencida de que esa le dolería más que la vida misma y que sería imposible de llevar a cabo. En cambio, había que arriesgarse. En una de esas sobrevivía. Y lo hacía sin él.
-¿Sabés lo que es tener poder?- Inquirió. Sin embargo, no esperó una respuesta y le espetó, -volverse imprescindible para alguien.
Y ahí volvían a asediarla las dudas. ¿Cuán imprescindible era él para ella? O incluso más sencillo, ¿cuán imprescindible era ella para él? Anunciaban su película en la tele en esa situación tan incómoda y ambos miraron la pantalla a la vez que recordaban ese día con detalle, todo lo vivido, tanta cosa bonita. Imposible regresar. Prohibido olvidar.
Había que seguir y, momentáneamente , mejor que cada uno lo hiciera por un lado, cuanto más paralelo al del otro, mejor. Pero ella estaba tan aterrorizada por esa separación, por esa bifurcación de dos vidas que habían llegado a estar tan unidas, que también tenía como opción pedir perdón por todo, por los errores no cometidos (como solía hacer) y volver a sentarse a su lado como si no hubiera pasado nada. Lo pensaba constantemente. La perseguía esa idea. Porque era verdad que hubo un tiempo en su vida en el que sentía que sin él no era nada, que no existía nada más allá de él, que no podía ver luz más que a través de su mirada, que se le cortaba el aire si la respiración no se acompasaba con la suya y con los latidos de su corazón. Y llevaba tanto tiempo acostumbrada a eso, que temía que, con la distancia, también quedaran lejanos los días de luz y de oxígeno. Pero tenía que tirarse ahí, a estas alturas, ¿qué importaba la caída? ¿Cuánto más podría dolerle un golpe de lo que él le dolía? Si pudo enfrentarse a su ausencia estaba preparada para afrontar cualquier situación macabra.
No obstante, como en toda historia, tiene que haber un nudo. Un fallo. Una costura mal hilvanada, una herida mal curada. Una puerta entreabierta. Una última esperanza. Su error era hacerlo todo con un fin, el de que él despertara. "Reaccioná, por Dios, abrí los ojos", pensaba. "No permitas que me vaya".
¡Estúpida! Estás haciendo todo mal. ¿Acaso no te das cuenta que estás en el punto de no retorno en el que ese "no retornar" se basa en no esperar más nada de él? No puede darte más, no sigas. No esperes. No ruegues, no busques, no planees. Tenías un plan, pero en algún momento te perdiste y no va a estar para sacarte del pozo hacia la luz que te daban sus ojos. No va a estar. Quién sabe si algún día estuvo. No te distancias con el fin de una respuesta, no esperes un causa y efecto, De hecho, no esperes absolutamente nada. Y, tal vez así, de algún modo, hasta esos gestos suyos que conocés de memoria, hasta esos lunares con los que dibujás constelaciones en su espada, incluso esa manera con la que se toca el pelo, su sonrisa y su forma de caminar, puede que el día menos esperado hasta eso te sorprenda.

No me das pena, libertad.

"Cuando me da miedo dormir, cuando me aterra la oscuridad, cuando cierro los ojos y sólo bailan ante mí cada uno de mis fantasmas. Cuando las noches van cargadas de pesadillas y terrores, doy gracias a la vida por haberte enviado. Betty Boop siempre te está pensando. Gracias por la poesía, C.A.B."


Que alguien pare el tiempo en el día mas feliz que tuvimos.
Que alguien me devuelva el pulso veloz de la noche que se despertó extrañandome
y ya no pudo conciliar el sueño.
Que vuelva él
y que vaya derribando todo lo que encuentre a su paso,
hasta llegar a mí.
Amémonos entre escombros,
entre las miserias de este amor despedazado,
quejumbroso.
De este amor que se quedó en el intento de ser todo
y se desvaneció en el silencio y en la nada.
Que venga un huracán de un poco más de dolor
y arrase con cada sentimiento insensato,
que te traiga a mí,
quiero tenerte como en las noches de verano.
Junio, julio, agosto en los que fuiste mi único mar y mi única playa,
por ese secreto que es nuestro,
solo revolcándome en tu arena puedo ser yo
sin miedos.
Vamos a querernos así,
lastimándonos,
vamos a separarnos,
pero vayamos juntos,
no sé caminar en soledad desde el instante que besé tus labios,
dejé a un lado la libertad y ya no quiere regresar,
dice que pasa de esas historias de volver a mi lado.
Me recordo a vos, ella me dijo que ya hablaríamos de esa cosa que fuimos,
pero nunca más me llamó y ya no la espero,
yo no quiero ser libre.
No me das pena, libertad.
"Nadie me habla de ti, sin embargo, te extraño"

viernes, 6 de diciembre de 2013

Que la ligereza y la templanza de mi alma iban de la mano con la que siempre borro las marcas de mis besos.

Espero a que todo esté en silencio para escuchar con claridad lo que quiero decirte,
para que no haya lugar a dudas entre lo que pienso,
lo que siento y lo que plasmo.
¿De qué se trata volver a verte?
Hoy lo supe.
Descubrí que puede no ser el nerviosismo comparable a cuando volví a verlo a él asomarse en la ventanilla del coche,
pero que puede ser mucho más especial 
y hacerme más feliz. 
Entendí que este tiempo sin tenerte se me hizo más pesado que el año largo que llevo sin verlo a él, 
y que la ligereza y la templanza de mi alma 
iban de la mano con la que siempre borro las marcas de mis besos. 
Supe, en el instante mismo en el que recordé tu perfume,
que de mí ninguna marca tuya se puede borrar. 
Que tu mirada sigue clavándose en la mía de la misma forma y con toda tu ternura 
y que tus gestos no han variado un ápice desde la última vez que yo los vi. 
Que seguís teniendo esas manías "-y esas maneras-" 
y que el corazón me late a la misma velocidad que cuando me besaste despacio. 
Que observarte se ha convertido en la pasión que hace que cada día te escriba un poco de cómo te siento 
-mas cerca- 
y de cómo, poco a poco, 
vas haciendo agujeros entre mis hierros. 
Vos sos el perfecto ejemplo de lo que hay que hacer para desarmar a una persona, 
de cómo conseguir que te abra el corazón de tal manera 
que sienta que lo han dejado a mitad de una operación casi suicida,
a corazón abierto.
Mi muerte es tu sonrisa.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Que la felicidad es mirarte a los ojos y lleva tu nombre.

Dejame hablarte de amor,

decirte que siento si todo esto te viene muy grande,
pero sos la primera persona a la que quiero así,
tan de verdad.
El único al que quiero cuando está conmigo
y cuando está lejos.
Por el que siento que no hay poro de mi piel por el que no emane todo lo que lo quiero,
ni momento en el que te tenga cerca sin sentir que exploto
de las ganas de volver a besarte.
Que la felicidad es mirarte a los ojos y lleva tu nombre.
Es estar a tu lado creyendo que no nos van a separar,
sabiendo que al mover mi mano va a estar tu cuerpo para sentirla,
que sos real.
Es verte sonreír y saber que es por mí,
escuchar tu voz y preguntarme cómo pude vivir sin ella.
Es tu perfume,
es que me envuelvas y perderme en tus brazos
y pedirle a Dios que nunca me sueltes,
que me aprietes aún más contra tu pecho.
La felicidad es odiarte por como sos
al mismo tiempo que ruego por que nunca -me- cambies.
Saber que tengo unas palabras tuyas de desayuno
y darme cuenta de que te quiero
todo el día
y de que nunca en la vida sentí el alma tan plena y llena de alegría como cuando soy consciente de que existís
y que estás ahí para mí y yo para vos,
siempre.
Me parece habértelo dicho antes,
la felicidad se parece mucho a vos,
tiene tus ojos, tu sonrisa y tus maneras.
Usa tu perfume y suena como a nuestras peleas.
Ella tiene tu nombre -los dos-.