lunes, 16 de diciembre de 2013

Si en algún momento llegás a quererme, va a ser así, débil. Pero no me preocupa vulnerabilizarme por vos.

Te quiero más que a mi vida y por eso me voy.
No merezco seguir necesitándote de esta manera.
Que extrañarte se ha convertido en rutina es una verdad de la que ya no intento escapar,
pero sí intento escapar de vos y me encuentro en la huída,
pero desfalleciendo.
La distancia no me está sentando bien
ni está dando en mí los resultados que esperaba,
aunque también es una realidad que no quería hablar más de lejanías
y así me encuentro.
Es que estar lejos de vos es algo que me va debilitando
y esta situación ya no se sostiene por sí misma,
la sostiene lo poco que queda de mí y me va consumiendo.
De la misma manera que te quiero.
Nada ayuda.
No encuentro un instante en el que me permita salir a la superficie a tomar aire.
Realmente me está costando horrores esta distancia y cada vez veo más lejano el "es por tu propio bien".
No hay bien si no te veo.
¿A qué destino va a llevarnos tanta estrategia?
No quiero seguir siendo fuerte,
no quiero mantener la compostura y pretender que puedo estar así,
sin saber nada de vos.
No quiero seguir con el plan estipulado,
con las reglas y normas marcadas para sobrevivir a esto.
Ni quiero ni puedo.
Si el riesgo de volver a ser frágil y vulnerable es que al final nunca te voy a tener
y que jamás vas a dejar de verme como me ves
aunque yo te vea como el más azul de todos los príncipes, lo asumo.
Asumo cualquier riesgo que venga de la mano de no seguir un camino marcado,
un programa preparado,
lo que venga lo voy a aceptar de frente,
                 pero ni un día más sin tu sonrisa, 
                         por favor, 
                                 ni un día más sin que me abraces.

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