miércoles, 31 de agosto de 2016

te doy una canción y digo patria, y sigo hablando para ti

Dijo Sabato:
"La verdadera patria del hombre no es el orbe puro que subyugó a Platón. Su verdadera patria, a la que siempre retorna luego de sus periplos ideales, es esta región intermedia y terrenal del alma, este desgarrado territorio en que vivimos, amamos y sufrimos."
Mi patria, por supuesto, eres tú. Ese lugar triste y dulce al que vuelvo de rodillas como una peregrina. Un remanso de paz, una suerte de despedida en la que muero y renazco para ser tuya, para dejar de ser mía. Y otra vez caerse y levantarse, todo ese dolor otra vez. 

sábado, 20 de agosto de 2016

abran fuego

¿Cuándo termina el amor? Cómo saber que no es un hecho que se sucede sin un fin, como algo inmortal que se forma para ser, para no ser, para ser, para no ser. 
En qué momento tendré la certeza de que te fuiste de aquí de verdad, de donde me dueles, de las canciones, de la piel. Cómo saber.
Cómo levantar la ciudad tras esta guerra y quitar la tristeza del rostro de la gente que parece siempre la misma, que nadie se asemeja a ti.  
Te busco con inercia de insecto, para no perder la costumbre, por los lugares que nos vieron en nuestra máxima gloria. A este lado yo, tan Eva, pequeña, confundida. Al otro lado tú, construyendo y derribando el muro una y otra vez con disciplina de centauro, armen filas, abran fuego, cuerpo a tierra. 

viernes, 12 de agosto de 2016

perseidas

El contraste negro de los árboles por la oscuridad sobre el cielo azul noche lleno de estrellas.
— ¿Estás desnuda?
— Sí.

martes, 2 de agosto de 2016

tú rimas conmigo

Hoy he descubierto que el amor puro no muere, sólo se transforma en algo superior. A veces en odio irracional, otras veces en más amor. Tu perfección quirúrgica de domingo por la mañana hace que me duela aún más haberte perdido hace ya algunos años y haber caído después en el más enorme desarraigo. Una suerte de tristeza, que es más bien dulce como un buen recuerdo, me hace saber que aquél no era el tiempo de nosotros pero que ahora todo el tiempo es nuestro. La onírica secuencia de tu piel mojada, de tu piel caliente, de tu piel en la mía, me hace dudar de todo a lo que recé cuando todavía creía que alguien me escuchaba. Y ahora rezo otra vez para que nunca te vayas, para que no vuelvas a irte.
No tengas miedo, es verdad que el amor duele cuando termina, pero mi amor sólo se transforma.