miércoles, 15 de abril de 2015

¿Qué nos hemos hecho?

Yo a los dieciséis no quiero recordarme, pero a veces regreso a todas las cosas que hice mal por despecho, en los días que creía que amar significaba llevar un anillo con unas iniciales. Justo después llegaste tú, con un poco de nieve en los zapatos y vinagre para las heridas. 

Ojalá alguien me hubiera advertido que venías para acabar con todo, a poner un punto final sobre aquello con lo que alguna vez hubiera soñado. Ojalá me hubieras dicho que yo jamás volvería a ser la niña estival que construía un mundo a través de tus besos. Y ahora te veo sonreír al final de una habitación concurrida y siento miedo por mí, porque no existirá otra sensación siquiera similar a la de tu lengua sobre la mía. Y aún tengo tantas preguntas para hacerte... Que cómo se llega a tu casa, por qué perdiste ese año de colegio, por qué te rehusabas a quererme, qué hice mal. 

Qué nos hemos hecho. Cómo es posible que alguna vez haya podido quererte tanto. Yo hubiera querido explicarte tantas cosas, hubiera querido hablarte de cosas inmortales, besarte un rato más, aferrarme a tu espalda como si fueras a morirte el segundo después. Hubiera querido mostrarte mi amor. Ese amor sin excusas, sin temores, sin límites en el tiempo. Ese amor que era quien quería ser, que no pensaba que algo podía ser ilícito o imposible, ese que me hizo llorar hasta que me dolió la cabeza, que me hizo gritar hasta dejarme sin voz y me hizo escribir como si fuera un poeta. Un amor que fue todo lo que pudo llegar a ser, que cuando se marchó me dejó sin nada y ahora sólo quedo yo intento entender qué me he hecho, pero no quiero pensar más, si hace tanto frío que nos raspa las rodillas.

martes, 7 de abril de 2015

Cómo ha seguido tu vida después de mi amor.

"Nadie me habla de ti, sin embargo te extraño. No me resigno a olvidarte, aunque pasen los años. 
¿Que será de ti, por dónde andarás, a qué distancia te encuentras de mi soledad? 
Cómo quisiera saber si es que aún me recuerdas, si has preguntado por mí, si te duele mi ausencia. 
¿Qué ha cambiado en ti y en tu corazón?, ¿cómo ha seguido tu vida después de mi amor? 
Desde que no estás aquí ya no puedo encontrar de nuevo el sentido de la libertad. 
Sin ti no imagino volver a empezar, quiero saber qué fue de ti, desde que no estás aquí sólo me habita el dolor, 
se me va la vida sin saber de ti, amor."

domingo, 5 de abril de 2015

Pero te digo adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.

Nos merecíamos un final mejor. Merecíamos encontrarnos aquel lunes para dibujarnos un punto con un beso de amor, para poder decirnos adiós con un abrazo digno de todo lo que vivimos juntos. Algo a la altura, como una despedida para saber que nos íbamos estando en paz. No pudo ser. 
La próxima vez que te vea no seremos los mismos. La próxima vez que te hable será 26 de julio y por fin, tal vez, invierno. Y podré decirte lo que nunca te dije, que te quiero para siempre, que no va a existir el día que no me acuerde de ti con todo el cariño de este mundo, que mis te quiero se formularán cuando nadie te los diga. Que no importa cuánto amor crean que pueden llegar a sentir por ti, nadie va a saber lo que significa quererte. Se necesita algo más, tener esencia, saber mirar más allá de tus ojos, entenderte. 
Por mucho tiempo sentí miedo de perderte, pensaba que mi vida iba a estar vacía si no podía colgarme de tu espalda y besarte hasta morir. Temía que llegara todo eso por lo que ahora estamos pasando, ser tan consciente de que nunca volvería a ver tu sonrisa libre como lo fuimos ese verano. 
No quiero, por nada del mundo, que esto parezca algo formal. Quiero que entiendas que necesitaba decirte adiós para cerrar este ciclo, sé que al final siempre terminas leyendo lo que escribo, y yo siempre fui mejor escribiendo que mirándote a los ojos. No hace falta que te diga que nunca voy a volver a querer de esa manera tan descomunal con la que te quise, tal vez porque he crecido, porque la niña pueril a la que besaste un día ya no existe y seguramente murió ahí mismo, con tu beso de dementor (no te lo tomes mal, sólo te llevaste mi alma). No llegamos a robarnos cosas que nunca volverán a pertenecernos, pero se van de tu mano muchos pedazos de mí, como mi cordura y también mi capacidad de amar. Lo he repetido hasta la saciedad, me arrepiento de miles de actos que he hecho sin pensar, como tomar un té caliente en la cama sabiendo que me lo iba a echar por encima, pero jamás voy a arrepentirme de no haber parado a tiempo, de no haber dicho "somos amigos" cuando me moría por un beso tuyo, de haber vuelto una y mil veces de rodillas como una peregrina a tu infierno. De haberte elegido como mi ángel redentor entre todo lo real. 
Aún hoy se siguen construyendo en mi cabeza todos tus gestos y cada vez que escucho tu nombre se abre un poco más esta herida y formulo tu cara, casi como un milagro. Y vuelvo a todo lo que nos hicimos, y me pregunto qué nos hemos hecho. A veces pienso que toda la armonía y felicidad del último tiempo en el fondo fue tu forma de decirme adiós de la manera más cariñosa que sabías. Después asumo que ya me mentí demasiado como para seguir lastimándome más. Que ya está. Que después de estos años de lucha contra mí misma, contra mí por vos, al fin te pude soltar. Libre de vos y también de mí.