Dijo Sabato:
"La verdadera patria del hombre no es el orbe puro que subyugó a Platón. Su verdadera patria, a la que siempre retorna luego de sus periplos ideales, es esta región intermedia y terrenal del alma, este desgarrado territorio en que vivimos, amamos y sufrimos."
Mi patria, por supuesto, eres tú. Ese lugar triste y dulce al que vuelvo de rodillas como una peregrina. Un remanso de paz, una suerte de despedida en la que muero y renazco para ser tuya, para dejar de ser mía. Y otra vez caerse y levantarse, todo ese dolor otra vez.
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