viernes, 6 de diciembre de 2013

Que la ligereza y la templanza de mi alma iban de la mano con la que siempre borro las marcas de mis besos.

Espero a que todo esté en silencio para escuchar con claridad lo que quiero decirte,
para que no haya lugar a dudas entre lo que pienso,
lo que siento y lo que plasmo.
¿De qué se trata volver a verte?
Hoy lo supe.
Descubrí que puede no ser el nerviosismo comparable a cuando volví a verlo a él asomarse en la ventanilla del coche,
pero que puede ser mucho más especial 
y hacerme más feliz. 
Entendí que este tiempo sin tenerte se me hizo más pesado que el año largo que llevo sin verlo a él, 
y que la ligereza y la templanza de mi alma 
iban de la mano con la que siempre borro las marcas de mis besos. 
Supe, en el instante mismo en el que recordé tu perfume,
que de mí ninguna marca tuya se puede borrar. 
Que tu mirada sigue clavándose en la mía de la misma forma y con toda tu ternura 
y que tus gestos no han variado un ápice desde la última vez que yo los vi. 
Que seguís teniendo esas manías "-y esas maneras-" 
y que el corazón me late a la misma velocidad que cuando me besaste despacio. 
Que observarte se ha convertido en la pasión que hace que cada día te escriba un poco de cómo te siento 
-mas cerca- 
y de cómo, poco a poco, 
vas haciendo agujeros entre mis hierros. 
Vos sos el perfecto ejemplo de lo que hay que hacer para desarmar a una persona, 
de cómo conseguir que te abra el corazón de tal manera 
que sienta que lo han dejado a mitad de una operación casi suicida,
a corazón abierto.
Mi muerte es tu sonrisa.

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