viernes, 20 de mayo de 2016

Haría bien a la terapia alejarme un tiempo, unos 70 años.


Si todo fuera tan fácil como fue quererte, no habría más guerras, se acabaría el hambre en el mundo y toda la maldad que habita en él. Si todo fuera tan fácil como es para ti hacerme feliz, estaría otra vez en casa o no me habría tenido que marchar.
Si todo se resumiera a algo tan natural como que hubiéramos podido estar juntos, cuántas cosas en el mundo se podrían haber cambiado. Si de verdad me hubieras querido. Si tú y yo, simplemente tú y yo. Y el cielo cayendo a pedazos y los árboles ardiendo y la tierra quebrándose. Pero tú y yo. Y nada más. Porque yo no necesitaba nada más.
Parece que fue ayer cuando tenía diecisiete años y eran las cinco de la tarde y tal vez me querías. El tiempo ha pasado muy rápido y se ha ido contigo. Tú me despojaste de todo. Y ahora son las cinco de la mañana y tengo veinte años y no recuerdo qué es dormir sin soñarte. Yo quisiera hacerte volver. Yo quisiera que fueras capaz de ver  todo el amor que te ofrecía de rodillas. Y que entendieras que por H o por B todo había salido mal, pero que por ti y por mí, nunca es tarde para volverlo a intentar. O que me hicieras entender que tú eras H y eras B y las cosas no hubieran podido ser de otra manera. Porque el amor ocurre más rápido que un milagro. Y a nosotros nunca nos ocurrió.
Ya ni siquiera siento amor por ti, no eres más lo que yo quiero. Te limitas a existir muy lejos de mi corazón. Intento buscarle el sentido a la vida desde que te fuiste para siempre. Lo busco en la paz, en los animales, en los países exóticos, en los Estados de Bienestar escandinavos. No hay.

No hay comentarios:

Publicar un comentario