jueves, 19 de mayo de 2016

salvación

Todo lo que viene de ti me destruye y me repara. Te quiero eternamente, y es inútil pretender que un día esto llegará a un fin. Vivirá sin miedo a la muerte, porque es tan inducida que le da risa. Vivirá irremediablemente, aunque no tenga solución. Como algo que se forma para ser, para no ser. 
En ti comienzo y todo lo anterior parece haber sido un sueño. En ti amanezco y voy cayendo hasta tomar el color del sol iluminando Jaume I cuando son las 6.30 de la tarde en primavera. En ti renazco cuando te diriges a mí con ternura y me reclamas como tuya. Y en ti morí ese invierno que me abandonaste para no volver jamás.
Todo lo que viene de ti a veces es herida, a veces lágrima de fénix. 
Pero ahora todo es descampado y yo estoy en el medio. Y te siento tan lejos que ya no te veo hace más de mil días, lo único que quiero es tocarte los labios, recorrerte la cara como un ciego, enroscarme en tus piernas como una gata asustada. Es lo único que quiero. Saber si este desierto será eterno, si esta ausencia de paz va a llevarme con ella, pálida como el vacío, triste como la nada. 
A veces lloro cuando te veo feliz porque pareces haber salido de otro mundo en el que no sabes o ni siquiera te importa que alguien siempre está llorando cuando no estás, que alguien tiene frío desde que te fuiste, que alguien siempre está gritando desde que supo tu nombre.

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