domingo, 24 de abril de 2016

No sé si a vos te pasa, pero las cosas de a poco y solas se van arreglando. No sé si te pasa, pero ojalá que sí. De a poco todo recomienza, lo que estaba a medias se decide por terminar; lo que un día llamé amor se define como "quizás". Y así vamos avanzando, paralelos, ajenos. Extraños. Como algo que se eleva para ser y para no ser, todo a un tiempo y nunca más. Ahí vos, sin duda lejos. Y aquí, nada. Una vez estuve, pero hoy no hay nada. Porque eso a lo que un día llamé amor, vino a visitarme para decir que estaba equivocada. Pensé en hablarte para que supieras que ya no hacía falta que volvieras, que estaba tan demás como ese día de diciembre que te fuiste para enseñarme a definir perder. Y sobrenada persistente la tristeza de esos meses en los que estuve sola, realmente sola. Realmente sola. Porque decidiste que había sido suficiente. Porque te fuiste para siempre, ¿todavía me entendés? Agarraste tus cosas y no me miraste a los ojos nunca más, ese día que me dejaste llorando en medio de la calle y no volviste más, vos sabías que algo se rompía eternamente y que nunca lo íbamos a poder arreglar. Y no te importó. Nuestro amor no te importó. Los años de lucha contra mí misma, contra mí por ti, el destrozo y la pobreza que dejaste acá adentro, nada te importó. En esta vida me despojaste. Porque elegiste dejarme sola corriendo por un túnel oscuro con un suelo repleto de colillas. Un túnel que no tenía final. Hasta que un día se acabó. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario