lunes, 28 de marzo de 2016

agosto

Escuché hace unos días en la radio que nuestras guerras negras habían llegado a su final, pero aquí, donde la muerte se hizo tangible, no puedo encontrar mi paz. Nuestra deuda no está pagada, cierro los ojos y ahí está, todo ese dolor otra vez. Si parpadeo muy rápido tenemos diecisiete de nuevo y somos tan ingenuos que creemos que este amor va a durar para siempre, mientras lo único que permanece es tu abandono cualquier día de noviembre que olvidaste mi cumpleaños. Si parpadeo muy rápido es domingo y agosto y me estás besando por primera vez en el lugar que nos vio en nuestra máxima gloria. 
Es siempre agosto. Está atrapado en el pantalón de flores naranja que no me he vuelto a poner, en cada persona que me besa y no eres tú. En tu levedad de burbuja, que me hace flotar cada vez que hablo de ti, de la ingenuidad de tu existencia, de la caja donde te descubrí ubicado pertinente en la mitad de mi camino veinte años después, como esperando que apareciera atrevida a salvarte de la lluvia. 
Mi amor desheredado aún sobrenada tus pupilas mudas que tantas veces se dilataron en la cama donde fui Eva y tú fuiste pecado. Sigue siendo agosto en un país distinto, sigue siendo agosto incluso en otros brazos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario