jueves, 23 de julio de 2015

Sin cigarrillos ni guerras mundiales.

Quién besa a quién, es algo de lo que siempre me olvido.
La próxima vez prometo estar más atenta.
Como cuando saboreé tu lengua un minuto más, 
sólo por si era el último.
Ahora las alemanas están en Alemania,
y yo en tu cama 
y tú en mi cuerpo.

Te perdí como a un río o a un continente,
como a esas cosas que siempre podrás volver a tocar sabiendo que han cambiado, 
que ahora son diferentes.
Es estéril pretender que sólo querías que hiciéramos el amor como franceses
o que hay algo más que el sol inexistente que en su puesta nos iluminó la noche
y en su salida trazó una ruta de adiós
entre tus ojos y mis ojos.
Como si no hubiera un fin, 
sólo una continuación, 
que se extiende hasta formar algo perfecto, 
un juego hostil en el que pierde quien se traga las cosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario