miércoles, 15 de julio de 2015

Hasta que el sol aparezca me voy perdiendo en tu aroma.

El aire desprende calor y vino. 
Separados por unas ínfimas capas de tela y piel, no estamos solos, pero tampoco quiero. Porque hoy te odié más que nunca, y ahora quiero dibujarte entero con la yema de mis dedos. 
Hoy desprendo verdad por cada punto de mi cuerpo y no me quedo con las ganas de pedirte que me beses un poco más, sabiendo que voy a perder siendo la que menos armas tiene. 
Sé que no te voy a volver a ver así, rendido a este milagro que hacemos que exista, pero vamos a seguir cerca sin importar la distancia. Así que te lo digo, ya no tengo miedo. Bésame de nuevo, bésame más despacio, bésame de mentira porque esta noche quiero creerte. 
Que después vendrán los días de dormir sin descansar, pero eso será mañana. Y mañana es otro día que no me va a importar. 
Porque ahora estamos aquí, tú por debajo, yo por encima, como una sutil burla del destino que nos intenta decir... ¿Qué nos intenta decir?
Que ya no hay tiempo para pisar el freno, que estamos vivos. 
Que este es el aquí y el ahora del que tanto hemos hablado y no podemos escapar. Estamos atados. Yo a tu cuerpo que me aprieta con fuerza para que no me aleje. Tú a mi mente que te nombra y te suprime. 
Hasta que el sol aparezca. 

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