miércoles, 10 de diciembre de 2014

No nos pasó el tiempo, se quedó en cada centímetro de nosotros.

No nos pasó el tiempo, se quedó en cada centímetro de nosotros. 
¿Viste qué rápido se nos hizo de noche esta vez? ¿Viste qué zarpazo me dio tu frialdad oceánica recién adquirida, tu dejar de ser tan índico, tan profundo? No tengo a mano todas las cosas que quiero decirte. Ojalá sigas con mucha suerte en el camino, que yo voy a continuar siendo esto cuando te vayas, porque soy lo que soy cuando estoy desnuda, cuando me deformás el alma y la volvés a acomodar, cuando se apagan las luces y sólo quedo yo con las fotos de nuestros besos bajo el mar. Cuando prendo el último cigarro y me guardo la caja porque una madrugada vos te llevaste dos o tres de mi atado, o de mis pedazos o de mí. Soy lo que soy cuando me quito el maquillaje y me hago bola entre las sábanas sobre las que dormiste anoche, donde te contuve anoche, mientras canturreaba "darling, i will be loving you till we're seventy" y zigzagueaba caracoles en tu pelo suave. 

Cuando acaricio tu lengua con la mía y no pienso, no estoy en este mundo durante ese momento, solamente soy siendo tuya, solamente existo en ese instante más que perfecto y desaparece el resto. Cuando estoy descalza, cuando estoy de regreso y la misma ruta que caminé las horas anteriores al amanecer parece pertenecer a una ciudad de la que soy huérfana porque ya me bajé de los tacones, se me corrió el rímel y me recogí el pelo, porque vuelvo  como encogida, como hecha una niña y sin esas ganas de comerme el mundo, sin mi mejor sonrisa para comerte a vos, tan suculento. Cuando estoy de regreso a la cama que ya no te contiene y que me observa como un laberinto de esquinas funestas. Sólo entonces soy, sólo en tu boca fui y fui toda tan colérica, tan suburbio, tan encarcelada, que hice derrumbar cada ladrillo del lugar que nos vio en nuestra máxima gloria. 


Te vi venir y aún hoy me pesa la culpa de no saber de dónde, pero me dijiste que tu espada, tu corazón y tu vida eran míos y estabas distinto, castigado. Tus camisas militares se metieron en el otoño y amenazaban con echar raíces alrededor de mis pulmones. Si te vas a quedar hablame de cosas que no me importen. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario