sábado, 21 de junio de 2014

Pensares

Yo pude salvarme y no quise.
Ancló en mi orilla el barco
que podría haberme rescatado
de morir ahogada, y no subí.
Lo alejé de mí con mis inseguridades de siempre.
Levé sus anclas con las locuras,
las cicatrices que me dejaron
los traumas de tu amor incapacitado,
de tus mentiras,
de todas las veces que me hiciste daño.
Te culpo.
Es verdad que dejas huella,
pero deforme.
Cargo con el lastre de haberte querido tanto
hasta el día que me muera.
Hasta el día que me faltes.

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