Día 1:
Como beber sangre de unicornio.
Así se siente superar los días mas débiles
y llenos de flaqueza.
Pasarlos me da la fortaleza suficiente para aguantar,
tal vez un par de días,
con suerte una semana más
y nuevamente se desmoronarán
las paredes de todo lo que construimos juntos.
Y tengo que sostenerlas con mi cuerpo
pero me tapan cada vez más
los escombros de nosotros.
Sensación, día 1000:
Me avergüenzo tanto de mi error
que no me da la cara de contárselo a nadie.
Pasó lo que dije que pasaría
y es que te lo tengo más conocido que a mí misma.
Una vez más, arruiné el esfuerzo
y la constancia de semanas largas y horas eternas.
Ahora al menos sabe lo que pienso,
pero él nunca va a cambiar,
jamás va a merecer todo este amor.
Con lo tranquila que estaba...
Hacía siglos que no se me escapaba una lágrima
por amor, por dolor.
Y ahora otra vez la niña débil y azul
se apodera de mi cuerpo.
Y vuelta a empezar,
a recorrer cada día con un peso
que triplica mi fuerza cargado sobre la espalda
-que alguna vez abrazaste-
El peso de nosotros,
de todo lo que nos quisimos
y la mierda que queda ahora.
Y caminar cada minuto que compone esta vida
con cadenas en los pies que acaban en enormes bolas.
Estropeé todo e hice que,
en un segundo,
todo el sacrificio quedara reducido a nada.
Nunca voy a aprender a rechazar
lo que me hace tanto mal
mientras me engaño con que me hace bien.
Pero al menos comprobé que de ilusión ya no hay indicios.
Tuvimos la hora y el mejor momento
y dejamos que los de fuera nos lo arrebataran todo.
Quedamos desarmados y vacíos.
Sin nosotros.
Sin nada.
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