miércoles, 11 de junio de 2014

14 de febrero, aunque suene como un tópico.

Hoy te quiero escribir un poema como los de antes.
Como antes de saber que,
en algún punto te tenía
-aunque solo fuera un versos-
Como antes del odio y el rencor
y de esos días desperdiciados
de los que ya te hablé.
Escribirte se trata de quererte
y quiero quererte de la misma forma sana
que un día hice.
Ciegamente.
Ya no puedo,
miles de dudas danzan ante mis ojos
cada vez que es tu sonrisa
la que quiere hacerse un hueco.
Ya no puede.
Que no te frenen todos mis miedos,
que tuve una conversación seria con ellos
y si hay algo a lo que no temo
es a ser capaz de quererte hasta el último momento.
Y sólo vos conocés muchos de esos fantasmas
que me atormentan en las mesas
y en mis sueños,
que intenté pactar con ellos
que dejaran de asustarme
pero nunca tuve valor suficiente
para terminar de ahuyentarlos,
aunque el miedo a ser tuya no me dio tantos problemas.
Sólo unos meses de concilio
entre perdonarte por el dolor de tu triste pérdida
y el amor tan grande que, creo,
un día ME tuve.
Llegaron a ponerse de acuerdo
y esta noche todo lo que te pido
es que cuelgues tu sombrero a esas esquinas
de las que tanto hablo,
las de mi cuerpo,
y que no hagas esperar un segundo más
a la mujer que se aleja de la poetiza
para esperar que al doblar la esquina
-esta vez la de mi casa-
estés esperando en la puerta
y que no haya nadie abrazado a tu espalda
porque todavía no entiendo qué hacés tan lejos,
si yo no muerdo.

Bueno, a veces, cuando beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario