domingo, 25 de mayo de 2014

Como verte morir mil veces sin poder evitarlo.

Te echo de menos en esta esquina
y en este lado de la cama en el que ahora duermo.
No me puedo dar el lujo de necesitar, 
cuando acá adentro hay tanta pobreza
de esa que no se ve
y es la peor.
Ayer, la semana pasada y todas las anteriores
parecen haber ocurrido en otra vida.
Que de tu voz sólo me queda una nota, y qué triste.
Ya no te miro igual.
Desde que sé que pasó por tu casa,
por tu cama, que es tuya y mía.
Desde que sé que estuvo ahí, en ti
que eras mío y tuyo y ahora eres nada
porque también fuiste suyo.
Yo ya no puedo tocarte igual, ya no podré besarte igual,
ya no te quiero igual.
Ojalá quererte tanto como Snape a Lily,
ojalá morirme cuando faltes.
Pero sí, ven, que ya estoy inventando esas excusas
para que puedas volver.
Que me gustaría estar como ahora 
pero teniéndote a mi lado
haciéndome cosquillas en la espalda, 
como las de aquella vez en el brazo.

Y claro que te extraño a cada intante,
que me cuesta esta decisión como verte morir mil veces
sin poder evitarlo.
Sigo conteniéndome horrores cada vez que 
se me pone tu inicial en la punta de la lengua
y me la trago, y me arde en la garganta pero la callo.
Y claro que sigo maquinando planes
por si un día se te ocurre venir, aunque vengas y no.
Y me encabrito cuando recuerdo todas las cosas buenas
e intento justificarme al recordar el dolor.
Yo ya no puedo mirarte igual,
yo siento pena y dolor y rabia y vergüenza.
Siento lástima porque no te conozco,
porque esta tristeza ya no es por ti
y qué mierda no tener un lugar donde ir a llorarte.
Y qué mierda ya no saber por quién lloraste.

Total...
no hay nada que hacer.
Total, yo te quiero.
Total, las cosas se ponen mejor cuando están llegando al final.
Total, yo ya lo sabía.
Total, total, total...

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