Nuevamente la extrañeza de extrañarte.
De extrañar eso tan bonito de hablar desde que yo me levantaba
hasta que vos te me dormías.
Pero hoy es martes y 13,
y disculpá que me esconda atrás de mis supersticiones,
pero esto no podía salir bien de ninguna manera.
Guerra de
orgullos y
compatibilidades.
En eso no podríamos asentar nuestros cimientos.
Pero acabemos con esto de una vez y para siempre,
dejémonos ser,
dejémonos ir
y vamos a comernos a
bocados de locura,
que ya mañana me contás esa historia de las
consecuencias,
que lo único que me importa ahora es que me coquetees
y camines delante mío.
Que lo único que me importa es que me deleites con
tu mezcla de ternura y de ese que sé yo
que me tiene tan no sé,
pero me provocás un hambre voraz,
así que, perdoname,
amor,
esta noche voy a
deborarte a egoísmo
y voy a dejarte
agotado de tu propio orgullo.
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