miércoles, 17 de julio de 2013

Me nace amarte.


Las cosas serían tan diferentes si me recordaras, si me necesitaras, si, de cuando en cuando, me mandaras un saludo, como hacías antes… Pero ahora estás en tus cosas, sólo tenés cabeza para tus tonterías, porque lo son, las fiestas, la ropa, la fama, son tonterías, cosas vanas, superfluas, nada tan profundo como el sentimiento que me producís. No tenés la cabeza bien amueblada y… te iba a decir “me parece perfecto”, ¡qué mentira! Okey, no me parece perfecto, pero, digamos que me parece óptimo, inmejorable momentáneamente. Es como dice la canción, yo me fui y vos te fuiste. Parece que la única estúpida que empacó treinta kg de ropa, vida, recuerdos y lágrimas fui yo. Parece que la que está lejos y distante soy yo, pero, lo triste y doloroso es que es totalmente al revés. Vos seguís en tu casa, tu ropa en el armario, tu comida en la mesa, tu cama, tus calles, tu gente, pero te alejaste, te fuiste de mí, te distanciaste de la realidad. Y con esto no quiero cometer la altanería de decir que yo soy la realidad –qué más quisiera que ser tu fantasía…-, sino que no vivís al día. El mañana no es ni seguro ni probable, ni es nada, el mañana para un nosotros no existe, pero sí existe para vos y no lo aprovechás. Compañero, no me dejes, por favor, no me lastimes ni un instante más, ya no podría soportarlo. Te aguanté muchísimas cosas, teneme un poco más de consideración y asumí que estás tentando las cosas demasiado. 23:23, te dejo en esta hora perfecta, como lo sos vos, como lo podríamos haber sido nosotros, como me destruiste a mí, perfecta e irrevocablemente.

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