Las cosas
serían tan diferentes si me recordaras, si me necesitaras, si, de cuando en
cuando, me mandaras un saludo, como hacías antes… Pero ahora estás en tus
cosas, sólo tenés cabeza para tus tonterías, porque lo son, las fiestas, la ropa, la fama, son tonterías, cosas vanas, superfluas,
nada tan profundo como el sentimiento que me producís. No tenés la cabeza bien
amueblada y… te iba a decir “me parece perfecto”, ¡qué mentira! Okey, no me parece
perfecto, pero, digamos que me parece óptimo, inmejorable momentáneamente. Es
como dice la canción, yo me fui y vos te fuiste. Parece que la única estúpida
que empacó treinta kg de ropa, vida, recuerdos y lágrimas fui yo. Parece que la
que está lejos y distante soy yo, pero, lo triste y doloroso es que es
totalmente al revés. Vos seguís en tu casa, tu ropa en el armario, tu comida en
la mesa, tu cama, tus calles, tu gente, pero te alejaste, te fuiste de mí, te
distanciaste de la realidad. Y con esto no quiero cometer la altanería de decir
que yo soy la realidad –qué más quisiera que ser tu fantasía…-, sino que no
vivís al día. El mañana no es ni seguro ni
probable, ni es nada, el mañana para un nosotros no existe, pero sí existe para
vos y no lo aprovechás. Compañero, no me dejes, por favor, no me
lastimes ni un instante más, ya no podría soportarlo. Te aguanté muchísimas
cosas, teneme un poco más de consideración y asumí que estás tentando las cosas
demasiado. 23:23, te dejo en esta hora perfecta, como lo sos vos, como lo
podríamos haber sido nosotros, como me destruiste a mí, perfecta e
irrevocablemente.
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