viernes, 15 de julio de 2016

estés donde estés, que si te falta el aliento yo te lo daré

Te extraño todo el tiempo hasta que me duele la piel. Tenías razón, sólo estuve años escondiéndome tras un amor imposible que era todo herida, tan profunda que ya no podía volver a doler. Te usé para no tener que sentir algo más intenso que aquel beso furtivo cuando era agosto en Bajamar y diciembre aquí dentro. Tuve que salir a la fuerza de mi lugar seguro cerca de tu abandono, me echaste a patadas a una realidad de la que siempre quise ser ajena y por un instante sentí que podía querer tanto a alguien que esa felicidad ancestral me raspó las rodillas. Me dio miedo. Me dio miedo volver a sentir algo entre las costillas y la razón porque te prometí un día, hace algunos años, que yo moriría contigo el día que te fueras, y te fuiste. 

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