jueves, 2 de enero de 2014

Ojalá no conocerte, ojalá no tu nombre en cada rincón de la ciudad.

Ojalá pudiera estar de nuevo en esa madrugada.
Ojalá pudiera vivir ahí para siempre
sólo para observar detenidamente lo hermoso que estabas.
Ojalá pudiera quedarme en el momento más perfecto que hayamos vivido juntos
y se borraran para siempre la confusión y los sentimientos.
Para poder quedarnos en la nada,
viviendo en una fotografía eterna
donde quererte no tiene consecuencias
y que no me quieras no me haga tanto daño.
Ojalá tantas cosas...
Una auténtica noche de paz,
una mañana sin esperar tu mensaje,
una salida sin lágrimas,
un día que ya no me importes.
Ojalá vos. Ojalá no conocerte,
ojalá no tu nombre en cada rincón de la ciudad,
y tu perfume y personas que podrían ser vos y no lo son
a las que miro fijamente esperando el milagro.
Alguien que te remplace.
Pero nada, misión imposible.
Ninguno de mis deseos se van a hacer realidad,
al menos no en los próximos setenta años de vacaciones que decidí tomarme de vos,
de mí, de nosotros que ya no somos dos
y ni siquiera somos uno.
La mitad de nada.

"Muchas veces me pregunto por qué pasa todo esto, por qué tus mil "te quiero" siempre se los lleva el viento. No entiendo para qué me besas, para qué me llamas, si cuando yo te necesito faltas. No sé qué buscas y no quiero pensar que es un juego, prefiero creer que muchas veces no te queda tiempo para que me respondas y aparezcas en mi día en cuerpo y alma, y no en mis pensamientos. Pero cuando estás ausente en realidad estas con ella, que te hace mal, ya no te entiendo. ¿Qué estás buscando de mí, dime qué puedo darte que no te haya dado? No creo merecer todo esto. ¿Qué está pasando? Y que no te vuelva lo que estás dando. Dime si te hice mal, dime en qué te he fallado. Yo siempre puse el corazón en cada paso, ¿no te das cuenta? Me estás matando."

No hay comentarios:

Publicar un comentario