miércoles, 27 de julio de 2016

sé feliz

Sólo quedan 23 minutos antes de que suene el despertador.
No puedo aceptar que alguien como él tenga que llegar a casa cansado de trabajar, pasando inadvertido. Él, que dejó una marca de fuego en cada lugar que me tocó, que inundó de luz las lagunas de mi mente. 
Cada vez es más lejano y ajeno el mundo en el que vivíamos y la que fui yo antes de él. Acaso un vago recuerdo me persigue a veces, cuando es julio y veintiséis, y él tiene un año más y yo tres años menos. 
A veces, sólo a veces.
No quiero aceptar que lo mismo que nos unió nos haya separado tanto, un amor genuino y voraz, capaz de arrasar con todo lo casto de una cabeza cuerda. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario