jueves, 26 de mayo de 2016

La vida no siguió

Echo de menos mi casa y mis calles, claro que sí. A mamá, a papá, a nuestra rutina inventada. Echo de menos muchas cosas, pero ya antes de eso echaba de menos a mi chico. Echo de menos el amor que sentía por ti, la tranquilidad que me daba saberte mío, la felicidad de que fueras un pedazo de mí y que fueras dueño del otro. Echo de menos tu adoración, tu preocupación por mí, por saber si comía, si descansaba, si me hacías feliz. Echo de menos tu valentía, tu lucha, tu revolución. Lo que éramos, lo que conseguí que llegáramos a ser después de años de enfrentamientos conmigo misma por ti para poder tenerte un día esperándome al final del pasillo. Para poder decir un día "aquí está, este es el amor que siento por ti" y dejarle la cobardía a los mortales. Pero te fuiste antes de tiempo, justo cuando tenías que quedarte, justo cuando íbamos a conseguirlo, a lograr derribar ese muro sin que cayera Berlín, cuando íbamos a cruzar esa frontera de palabras no dichas. Y hay que aprender a vivir con eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario