martes, 23 de julio de 2013

   Cada día me formulo una pregunta que me ayude a olvidarte, como "¿por qué lo extrañás?", y me convenzo de que es por banalidades. Lo peor es ver cómo sigo esperando cosas de vos. No fuimos nada, pero por todo este tiempo sentí que éramos uno, y para vos éramos más. Sé que es así porque me lo dijiste, pero sabiendo eso, nunca dejé de pensar o sentir que vos sólo eras vos cuando estabas conmigo. Es increíble cómo te decepcionan, incluso cuando no esperás nada de ellos.

   A veces pienso que estoy confundiendo sentimientos, porque el amor no es ese dolor punzante que me ataca el pecho nada más despertarme, cuando pienso en vos, vos con otra, o en que ya no te tengo más y me culpo, y tengo miedo, porque ha habido sensaciones, pero nunca esta puntada en el centro.
   
   Así que ya no quiero enamorarme todos los días, porque después viene desenamorarse el doble. Este dolor no es amor, es lo que queda. Cuando no duele así es porque nunca lo tuviste, es porque no extrañás ninguna sensación con él. Es porque no te decepcionó, ni te mintió, ni te cambió por nadie.
 
   Me perdí desde el princicpio porque necesitaba creer lo que decías, no porque no supiera que mentías, es que en el fondo todos pensamos que puede haber algo de verdad, a todos nos gusta sentir que somos especiales. Es terrible cómo me perdí tan rápido en vos, pero me duele horrores hablarte como un final tan rotundo, no me deja ni un segundo la ilusión de volver a tenerte de cualquier manera. No quiero que nadie me saque eso.
  
   A veces es necesario perder la esperanza para empezar a creer en otras cosas. Quiero olvidarte para que vuelvas, entonces nunca te estoy olvidando... y nunca volvés. Sólo por las cosas que me diste, ya sé que no voy a olvidarme de vos en la vida. Una primera decepción, un primer fracaso, una última esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario